viernes, 31 de octubre de 2008

Tribuna / CARTA PARA UNA REINA

Tribuna / CARTA PARA UNA REINA

José María Núñez Blanco

Presidente de Fundación Triángulo Extremadura

Vicepresidente de Fundación Triángulo

Majestad, disculpe que me dirija a Vd. a través de esta tribuna de opinión, pero resulta difícil quedarse en silencio ante las declaraciones que acaban de conocerse como adelanto de lo que será su segundo libro de memorias, publicadas a modo de entrevista por la editorial Planeta. Entrevista en la que, por cierto, usted afirma que en determinadas ocasiones uno debe mantener "los nervios templados aunque te estén machacando. Los Reyes no se defienden".

Pues bien, como uno no es una reina, discúlpe si intento defenderme de lo que sin lugar ha dudas ha sido una clara y nítida agresión por su parte hacia gays y lesbianas, cuando entre las opiniones que vierte en la conversación con la periodista cuestiona el matrimonio entre homosexuales, aprobado por nuestro Parlamento. Y es que Vd. olvida que sus opiniones no son las de una ciudadana más, son las opiniones de la esposa del Rey, que constitucionalmente tiene reconocido un papel relevante en nuestro país, pero que esta supeditado en la práctica al ejercicio del poder por parte del Gobierno y de las Cortes, que en definitiva son las instituciones elegidas en función de la voluntad de los españoles y las españolas.

Y ese Parlamento es quien aprobó democráticamente la modificación normativa mediante la cual en este país, hoy, puedo casarme con mi novio, o pueden casarse mis amigas Ana y Begoña, si lo desean. Y aunque ese acuerdo esté recurrido ante el Tribunal Constitucional por el Partido Popular, está en vigor.

Es mas, si ese recurso llega a buen puerto, que espero no sea así, el que escribe estará malhumorado mucho tiempo, se lo aseguro, y tendrá claro que habrá que seguir trabajando en el futuro, pero en todo caso respetaré la sentencia que se emita porque la emitirá un órgano competente.

Con respeto, no es este su caso. Usted puede pensar lo que desee, pero permítame que le diga que al emitir opiniones como Reina contrarias a lo acordado por las Cortes, está yendo contra la voluntad de los españoles, y esa no es la práctica con la que conviven la Casa Real y el Gobierno y las Cortes.

Es más, cuando afirma que puede "comprender, aceptar y respetar que haya personas con otra tendencia sexual, pero ¿qué se manifiesten?... si todos los que no son gays salieramos en manifestación colapsaríamos el tráfico", debo decirle que además de cuestionar nuestro derecho, está insultando nuestra inteligencia. Obviamente las personas heterosexuales no necesitan manifestarse, simplemente porque por ello no se les discrimina en nuestro país, ni en ninguna parte del mundo.

Hace pocos meses asistí en Mérida al acto en el que, con motivo del 25 aniversario de la autonomía extremeña se entregaba la Medalla de Extremadura a Juan Carlos Rodríguez Ibarra, por sus años como Presidente de mi tierra, y a Vd., como Reina de España. Entonces tenía claro que el primero la merecía, pero dudaba si sería su caso.

Majestad, permítame que hoy afirme que no me siento bien con que Vd. goce de este reconocimiento, simplemente porque usted no ha pensado que con sus declaraciones agrede a un amplio número de ciudadanos de este país. Y si lo ha pensado, peor incluso.

Puede que la Casa Real haya hecho mucho por esta tierra en la que habitualmente vivo, y a la que siento como propia, pero lo que si se es que al menos quien ocupa un cargo como el suyo debe bien claro que es lo que eso significa, en términos institucionales y legales.

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